miércoles, 19 de septiembre de 2007

Más perorata

La impúdica belleza de los trastos o una mañana húmeda y oscura pueden deshacer el ánimo de cualquiera, cierto, pero no todos somos susceptibles de comunicarlo, decirlo de modo que otro posible rescate un ápice de aquello para combinarlo con lo suyo propio (el agua de avena bebida algún día o el olor de alguna flor mítica de la infancia). En esa capacidad probable de referencia vívida es que se ampara mucha de la actividad de los artistas, aunque, justo es decirlo, cuando digo referencia hablo de aquella que “nutre” lo que busca comunicar, que lo “desnaturaliza” al punto que lo vuelve “otra cosa”. Además, sugiero que en este proceso interviene muy poco (o nada) la voluntad del creador, al menos en aquello que consigue despertar el ánimo en el lector o espectador, lo que excita su curiosidad y lo aleja de la obligación (cualquiera que sea su naturaleza: personal –siempre engañosa– o institucional –perjudicial con frecuencia–).
---Para el artista de cualquier disciplina resulta fundamental no desconocer los procesos técnicos y su evolución de acuerdo con su área de desempeño, cierto, pero también debiera serlo el reconocer, lidiar y personalizar su relación con el momento opaco y tormentoso que le llama a realizar lo que hace. Esta zona de desahucio, este páramo insulso y recurrente ha recibido miles de nombres a lo largo de los años, como si en su identificación y clasificación radicara su importancia.
---Quizá por eso algunos escritores o artistas plásticos o músicos desdeñan la formación profesional al considerar que “puede” entorpecer su relación con lo que hacen. Quizá, también, sea esa la razón de que mucho del arte contemporáneo resulte poco atractivo por sus visibles deudas o repetitivos manejos de ciertas técnicas.
---Viene a cuento rescatar la mirada “como de pasada” que sugiere cierto verso de Shakespeare en relación a cómo ver el mundo y su posterior traspaso a la escritura. No quiero ofender la loable labor del especialista, pero la mayoría de ellos está sumamente lejos de intentar algo más allá de la clasificación o la descripción.