Uno de los puntos débiles del escritor es que tiende a saber mucho sobre las representaciones de la realidad, pero tiene escasa experiencia directa de ella.
Cada vez es más difícil escribir como si no existiera una revolución digital desenvolviéndose, airosa, en los teclados y pantallas y cerebros y manos de nuestro entorno.
La ironía del periodismo policial -quizá del periodismo en general- es que las mejores historias son las peores. Las calamidades y las tragedias son las historias por las que viven los periodistas...