domingo, 15 de octubre de 2017

Todos restringimos...

Debido al miedo permanente -y absolutamente real- que tenemos al sufrimiento, a la muerte o a una pérdida insoportable, todos restringimos nuestra vitalidad, nuestro diapasón interior, mental y cognitivo.

David Grossman
Escribir en la oscuridad
Sobre política y literatura
(PRH/ Debolsillo, México, 2013)

jueves, 12 de octubre de 2017

Dos citas, misma carencia...

-Sólo existe una historia en la dictadura, la de la propia dictadura. Y ésta es, lógicamente, inenarrable. Por eso es tan grande el silencio en ella.

-En la locura de la dictadura pretendíamos crear nuestra normalidad y acabar, al mismo tiempo, con la normalidad destructiva, cotidiana y obtusa. Eran las dos caras de la misma carencia.

Péter Esterházy
en Don Quijote alrededor del mundo
(Instituto Cervantes/ Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2005)

domingo, 8 de octubre de 2017

Un solo final...

Sobre cada alegría humana pende la sombra del hacha. Todo camino acaba en la muerte. Peor aún, toda amistad. Todo amor. Tormento, traición, pérdida, sufrimiento, dolor, vejez, humillación, enfermedad horrenda y prolongada. Y todo ello con un solo final.

Cormac McCarthy
El Sunset Limited
(PRH/ Literatura Mondadori, México, 2012)

sábado, 7 de octubre de 2017

Consejo para narrar...

Hay que espaciar la información, crear la necesidad de saber las cosas. Entonces se dice lo que haya que decir, y no más.

Jon Bilbao
Shakespeare y la ballena blanca
(Tusquets Editores, Barcelona, 2013)

domingo, 1 de octubre de 2017

Una entrevista no publicada...

"Olga Orozco, una obra viva y latente": Tamara Kamenszain
RICARDO SOLÍS

Cuando en 2014 se cumplieron 15 años de la muerte de la reconocida poeta argentina Olga Orozco –ganadora en 1998 del entonces Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara– la reverencia hacia su trabajo podía apreciarse en la continua circulación de ediciones sucesivas de su Poesía completa (Ed. Adriana Hidalgo), la prologuista de ese volumen compilatorio, la escritora Tamara Kamenszain (Buenos Aires, 1947), recordó en una conversación que sostuvimos entonces a una de las voces más singulares del siglo XX en la poesía de lengua española.
Esta entrevista se realizó cuando, hace casi tres años, Argentina fue el país invitado de honor a la FIL, y en ella Kamenszain evocó a Orozco como una autora de gran importancia, no sólo porque se trata de la segunda mujer en haber obtenido el premio de mayor relevancia que otorga la feria sino el primer autor –así, sin género– de su país en conseguirlo; además, señaló, “ella amaba México, cuando yo viví aquí entre 1979 y 1983, visitó este país; ella fue, en cierto modo, una discípula del surrealismo, como muchos artistas mexicanos”.
De acuerdo con la escritora, aquel viaje representó “una especie de liberación del ‘gris’ argentino, porque la poesía de nuestro país se caracterizaba, hasta su generación, por ser muy abstracta y especulativa, algo que le gustaba mucho a Octavio Paz; la generación de Olga –y de ahí viene, creo, su pasión por México– comenzó a descubrir y ponerle más colores de lo latinoamericano (y lo indígena) a la poesía argentina”.
Una detrás de otra
En palabras de Kamenszain, es clave la relación de Olga Orozco con “una discípula que la superó en fama, Alejandra Pizarnik, pero que se suicidó muy joven, aunque se volvió un ícono para muchos escritores; pero yo creo que parte de la influencia de Olga viene a partir de Pizarnik, como si detrás de la enorme atracción que ejerce su obra en los jóvenes que la imitan –en toda Latinoamérica– estuviera Olga”.
Sin embargo, acota la poeta, “ahora no se habla mucho ni hay tantos textos críticos sobre ella (como sí los hay sobre Pizarnik) pero su obra sí se vende de manera permanente, lo que en poesía es algo para tomar en cuenta, pues habla de que su legado vive, y lo confirman las reediciones de su trabajo. De los poetas de su generación –a los que llamo ‘post Oliverio Girondo’–, Enrique Molina y Francisco Madariaga, me llama la atención que no son muy nombrados por los jóvenes y tampoco existe mucha obra crítica acerca de ellos; y cuando nombras a Olga Orozco, todo mundo sabe quién es (mis alumnos son un termómetro, si hablamos de ella no tengo que explicarles de quien se trata)”.
Viva y latente
Este “camino” de la tradición poética argentina parece garantizar que Olga Orozco seguirá teniendo lectores en el futuro; indica Kamenszain que “una generación escribe un poco contra la anterior para sacársela de encima, y en ese proceso recupera a la antecesora de la que niega, así, lo que yo llamo ‘tradición’ camina en espiral, no de modo lineal ni acumulativo”.
A este respecto, agrega, “la escritura misma es para mí una experiencia, una práctica que se desarrolla en espiral y no de forma lineal; va recuperando lo anterior y lo transforma. Yo creo que hay algo de lo orozquiano que va a volver en las nuevas generaciones, algo de su imaginario. Ahora lo que se escribe –pienso en la poesía de los más jóvenes– está muy exento de metáforas, muy transparente, claro y directo; para Orozco la metáfora era la herramienta fundamental y, estoy segura, eso va a volver, transformado, pero los poetas tendrán que volver a usarla”.
En opinión de Kamenszain, la poesía de Orozco “está viva, pero también en un estado de latencia, aunque volverá a explotar en cualquier momento”.