Escribir (soñar) no es sustituir el mundo que conocemos por otro más hecho a la medida de nuestros deseos o fantasías, sino hacer que esos deseos se hagan reales. No negar la realidad, sino volverla deseable.
(...)
No es cierto que la literatura sirva para representar la realidad, sino para agrandarla. Que luego nos encontremos con una cuba llena de cuerpos despedazados son simples gajes del oficio. Se lee y se escribe, en definitiva, no para aprender o adquirir alguna forma de poder, sino para recibir algo, aunque no sepamos qué es.
Gustavo Martín Garzo
El cuarto de al lado
(Lumen, Barcelona, 2007)