sábado, 20 de diciembre de 2008

Dardos a la Gombrowicz

- …de vez en cuando, hay que parar por un momento la producción cultural para ver si lo que producimos tiene todavía alguna vinculación con nosotros.

- La primera consecuencia del aislamiento social de los poetas es que en el mundo poético todo se hincha y aun los creadores mediocres llegan a adquirir dimensiones apocalípticas y, por el mismo motivo, los problemas de poca monta cobran una trascendencia que asusta.

- El estilo no es otra cosa sino una actitud espiritual frente al mundo…

- ¿Por qué no conozco nada peor en cuanto a estilo se refiere –nada más ridículo– que la manera en que los Poetas hablan de sí mismos y de su Poesía?

- …este Reino de la aparente Madurez (el de la Poesía y los Poetas) constituye precisamente el terreno más inmaduro de la humanidad, un terreno donde impera el bluff, la mistificación, el esnobismo, la falsedad y la tontería.

- No hay que perder de vista que todo estilo, toda postura definida, se forma por eliminación: que, en definitiva, se forma a partir de un empobrecimiento.

- …lo bello no necesariamente tiene que complacernos.

- …mi arte se ha formado no en contacto con un grupo de gente afín, sino precisamente de mi relación con el enemigo.

- …hoy en día los poemas no son más que una docena de “vivencias” consagradas, ofrecidas mil veces en insistentes combinaciones de un vocabulario mísero.

- No hay nada más decepcionante, más cómico y más degradante que los congresos de escritores, que en última instancia no son sino una forma más bien cínica de procurarse fantásticos viajes a base de discursos.

- El único valor verdadero de la literatura es que sirve de medio de expresión del individuo en plena libertad.

Witold Gombrowicz
Contra los poetas
(Tumbona Ediciones, México, 2008)

martes, 16 de diciembre de 2008

lunes, 15 de diciembre de 2008

Huesos y carne: tres venablos...

- ...la naturaleza de la narrativa está determinada en gran medida por la naturaleza de nuestro sistema perceptivo. El principio del conocimiento humano se da a través de los sentidos, y el novelista empieza donde empieza la percepción humana. El escritor atrae por medio de los sentidos, y no se puede atraer a los sentidos con abstracciones. Para la mayoría de la gente es mucho más fácil expresar una idea abstracta que describir un objeto que está viendo realmente. Pero el mundo del novelista está lleno de materia, que es lo que los novelistas que empiezan están poco dispuestos a tratar. Están interesados principalmente en las ideas abstractas y en las emociones. Tienen tendencia a ser reformadores, y a querer escribir porque están obsesionados, no por una historia, sino por los huesos sin carne de algún concepto abstracto. Son concientes de los problemas, no de las personas; de las preguntas y de las cuestiones, no de la estructura de la existencia; de historias y de todo lo que tenga un sabor sociológico, en lugar de todos esos detalles concretos de la vida que hacen real el misterio de nuestra situación en la Tierra.

-El hecho es que los materiales del novelista son los más humildes. La narrativa trata de todo lo humano, y estamos hechos de polvo; y, si desprecias cubrirte de polvo, entonces no debes intentar escribir una obra narrativa.

-Dondequiera que voy me preguntan si creo que las universidades ahogan a los escritores. Mi opinión es que no ahogan a los suficientes. Hay muchos éxitos de librería que un buen profesor podía haber evitado. La idea de ser escritor atrae a mucha gente inútil, a ésos que están sólo cargados de sentimientos poéticos o que tienen mucha sensibilidad.

Flannery O'Connor
"Naturaleza y finalidad de la narrativa"
El negro artificial y otros escritos
(Ediciones Encuentro / Jus, México, 2005)

viernes, 28 de noviembre de 2008

A la FIL 2008, buena cara...

* La fotografía es cortesía de Héctor Hernández...

jueves, 27 de noviembre de 2008

A 25 años de la muerte de Jorge...

A 25 años de su fallecimiento (que se cumplen este jueves 27 de noviembre), Jorge Ibargüengoitia parece aún despertar reticencias en un medio cultural que (casi) ha pasado por alto que este año no sólo se cumplen cinco lustros de su ausencia sino, además, 80 años de su nacimiento (en la capital del estado de Guanajuato, un 22 de enero de 1928); a lo que puede sumarse que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la fiesta “más importante” del libro a nivel hispanoamericano, parece haber obviado estos hechos ante la ‘aplanadora’ de actividades con las que se celebra a Carlos Fuentes (nacido el mismo año) y su novela cincuentenaria.
Si algo define o distingue a Jorge Ibargüengoitia dentro del panorama de la literatura mexicana del siglo pasado, es –ante todo– un alto sentido crítico. El humor, por su puesto, es otra de las características notables tanto en sus novelas como sus obras de teatro y artículos periodísticos (donde el sarcasmo campea con finura y rudeza).
La prosa de Ibargüengoitia, que se distingue (como señala Adolfo Díaz Ávila) por su capacidad “para diseccionar y destazar, para ridiculizar y poner en evidencia a sus personajes –muchos de ellos personajes del poder político y económico, ya fuese a nivel nacional o en el microcosmos de la provincia mexicana–” y era “su fórmula para dinamitar la historia y la realidad oficiales, para hacer trizas el mito de las instituciones y del desarrollo estabilizador, en una época en la cual el PRI era el partido dictatorial en México”. Y todo lo anterior, indudablemente, bajo un insoslayable rigor estético que hace de su estilo algo infrecuente e inimitable.
Estudió en la Facultad de Ingeniería de la UNAM, pero la abandonó cuando faltaba poco para terminar la carrera. Después de eso, se inscribió en la licenciatura de Filosofía y Letras porque su propósito fundamental era convertirse en dramaturgo (y recibió instrucción de algunos de los mejores escritores mexicanos de entonces, entre quienes destaca –por el interés de Ibargüengoitia– Rodolfo Usigli, a quien sustituiría después en su cátedra).
Aunque había conseguido ganar (con su obra El Atentado, en 1962) el Premio Casa de las Américas; decide inclinarse por la novela y, poco después, publica Los relámpagos de agosto (1965), su primera novela y una crítica feroz que aborda el periodo final de la Revolución Mexicana, así como la conformación de la clase política del país que de tal suceso surgió; es aquí donde el autor se revela como el narrador satírico (ácido y sutil) más importante –tal vez– del pasado siglo en México.
No es fortuito que su volumen de cuentos La ley de Herodes (de 1967) sea aclamado por (al menos) un sector de la crítica como uno de los más importantes en los últimos 50 años, puesto que representa una “vuelta de tuerca” al género en términos de tono narrativo y, especialmente, por una delirante vocación de humorista al construir sus personajes.
Después, vendrían otras obras de importancia como las novelas Maten al león (1969), Estas ruinas que ves (1975), Las muertas (1977), Dos crímenes (1979) y Los pasos de López (1982), donde las últimas cuatro forman parte de lo que se ha llamado ‘Novelas del Plan de Abajo’, porque se desarrollan (aunque en diferentes épocas) en una geografía ficticia (demasiado semejante a su natal Guanajuato) cuyas poblaciones forman parte ya de la cartografía literaria nacional.
También se han compilado volúmenes que contienen sus artículos (y crónicas) publicados tanto en el diario Excélsior como la revista Vuelta, entre los que destacan Viajes a la América ignota (1972), Sálvese quien pueda (1975), Autopsias rápidas (1988) e Instrucciones para vivir en México (1990), todos ellos marcados por un estilo donde el lúcido extrañamiento y la inocencia aparente se oponen cómicamente a la desazón, el coraje, la reflexión o el asombro.
A Ibargüengoitia no le gustaba que se le tomara por “un simple humorista”, siempre se consideró un escritor serio y riguroso, ordenado y meticuloso (su obra lo demuestra) y, contrario a lo que se pudiera pensar, su personalidad también fue seria (aunque no lo fue tanto en el espacio íntimo).
Se fue a vivir a París (ya casado con la pintora inglesa Joy Laville) y ahí trabajó muy intensamente en la que sería su siguiente novela. Con miras a asistir a un encuentro de escritores (en Bogotá, Colombia), a fines de 1983, abordó un avión que terminaría estrellándose (vuelo donde perecerían, con él, los escritores Ángel Rama, Marta Traba y Manuel Escorza).
Ahora bien, en este año, doblemente conmemorativo respecto de su figura, se reeditan algunas de sus obras por parte de algunas editoriales como el Grupo Planeta (que lanza de nuevo la ‘Biblioteca Jorge Ibargüengoitia’) y el Fondo de Cultura Económica (que publica El niño Triclinio y la bella Dorotea, ilustrado por el conocido caricaturista Magú); pero extraña que la serie de eventos se haya prácticamente limitado al estado de Guanajuato y la Ciudad de México.
Y tan extraño como revelador, también, el hecho de que la fiesta más importarte de habla española para el mundo editorial (la Feria Internacional del Libro de Guadalajara) haya ‘omitido’ a Ibargüengoitia dentro de la serie de homenajes que se han programado en su serie de actividades.
Mal que bien, la obra del novelista guanajuatense es una de las más importantes durante la segunda mitad del siglo XX; resulta difícil encontrar otro escritor que haya influido de manera tan decisiva e importante en generaciones posteriores de narradores en este país. Ibargüengoitia no posee, de hecho, las características de muchos otros escritores nacionales cuya producción encarna el ‘ideal’ o ‘acomodado’ ejercicio de escribir (como, hay qué decirlo, el propio y multicelebrado Carlos Fuentes), sino –por el contrario– su obra es la evidencia de un ‘camino distinto’, la vocación crítica (desde el propio estilo) que se funde con la eficacia narrativa.
Poquísimos (quizá nadie más) han conseguido reflejar en sus escritos, con la virulencia y el talante del cuestionamiento febril, las posibilidades de la ficción donde encarnan nuestras principales características como seres determinados por las fronteras del lenguaje y sus particularidades de comunicación (de ritmo, de construcción de un imaginario, de manifestación de virulencias y pasiones).
¿Es posible –de cara a las celebraciones planeadas para 2010– pasar por alto la importancia de novelas como Los relámpagos de agosto o Los pasos de López? Para cualquiera de sus lectores comprometidos, Jorge Ibargüengoitia es más que un referente o un favorito; se trata de un autor central, piedra de toque, meta de aspiración y oficiante envidiable. En este periplo que se cumple hoy y dio inicio el 22 de enero (cuando cumplió 80 años de nacimiento), a nivel nacional poco espacio ha recibido ante el embate mediático de otras celebraciones (meritorias o no, es cosa que no se discutirá aquí) a nivel nacional.
El olvido institucional es una de las formas como puede demostrarse el resquemor o la franca ignorancia por una obra cuyo peso específico es mayor que el de tanto celebrado agrupador de palabras. Hoy se cumple un aniversario luctuoso, el 25 para Jorge Ibargüengoitia, esperemos solamente que las páginas nacionales no muestren un interés mayor por llorar la ausencia de –por ejemplo– Fanny Cano (que, por otra parte, tiene sus particulares merecimientos).
* Publicado hoy, 27 de noviembre, en La Jornada Jalisco

lunes, 24 de noviembre de 2008

Ser un ojo...

Cuando leo a Shakespeare me encuentro más grande, más inteligente, más puro. Llegando a la cumbre de una de sus obras, me parece como si me hallara en una elevada montaña. Todo desaparece y todo aparece. Uno ya no es un hombre. Es un ojo...

Gustave Flaubert
Carta a Louise Colet
(27 de septiembre de 1846)

sábado, 22 de noviembre de 2008

To search and find as I wander...

... es peligroso asomarse al vacío de otro, con el único deseo de ver en él, como en el fondo de un pozo, su propio reflejo; porque eso también es vanidad. Vanidad de vanidades.

Danilo Kis
La Enciclopedia de los Muertos
(El Aleph Editores, Barcelona, 2002)

jueves, 20 de noviembre de 2008

A quien escribiere...

Haber escrito algo que te deja como un fusil disparado, que aún se sacude y humea, haberte vaciado por entero de ti mismo, pues no sólo has descargado lo que sabes de ti mismo sino también lo que sospechas y supones, así como tus estremecimientos, tus fantasmas, tu vida inconsciente y haberlo hecho con sostenida fatiga y tensión, con constante cautela, temblores, repentinos descubrimientos y fracasos, haberlo hecho de modo que toda la vida se concentrara en ese punto dado, y advertir que todo ello es como si no existiera si no lo acoge y le da calor un signo humano, una palabra, una presencia; y morir de frío, hablar en el desierto, estar solo noche y día como un muerto.

Cesare Pavese
(citado en El escritor y sus fantasmas, de Ernesto Sábato)

martes, 18 de noviembre de 2008

Puede servir, digo...

La profesión de escritor tiene un lado penoso, que consiste en que el trabajo lo obliga a uno a mezclarse con una serie de literatos. Para guardar las apariencias, una o dos veces por año, hay que concurrir a una reunión y pasar varias horas en compañía de críticos, autores radiales y gente que lee libros. Todos ellos hablan una jerga que sólo pueden entender los literatos. Únicamente después de proceder a una purificación de fondo puede uno recobrarse y caminar con la cabeza en alto, como un ser humano.

Erskine Caldwell
Conversations with Erskine Caldwell
(Editado por Edwin T. Arnold, University Press of Mississippi, 1997)

* Tras sostener dos charlas semejantes (solamente) en menos de 24 horas acerca del asunto de cómo relacionarse con otros escritores (o las vicisitudes de hacerlo), quizá este comentario de Caldwell ayude, así sea de manera oblicua, a no dejar que ciertas cosas afecten el trabajo personal que -con todo- sigue siendo lo importante (lamento la traducción, porque es mía)...

viernes, 14 de noviembre de 2008

Elizondo once more...

Pero la poesía exige. El conocimiento de las leyes de acuerdo a las cuales el poema crece puede ser el tema mismo del poema, la materia que lo conforma como concreción de una tentativa de conocimiento, sin que el conocimiento mismo tenga que ser la materia de la que está hecho el poema. Cuántos críticos no habrán soñado en conocer esa ciencia inaccesible por naturaleza propia que es la que podría llamarse Ciencia del Sistema Dinámico del Poema. Cuántos poetas no se habrán extraviado para encontrar el último principio que rige la formación del poema, habiendo descuidado en ello su tarea más imperativa: la de hacerlo. La tarea de hacer el poema inteligible es o posterior o irrelevante. Atañe a la crítica cuya posteridad o irrelevancia es, desgraciadamente, inevitable. Solamente no sujeto a ninguna crítica o posibilidad de juicio puede el poema ser concebido y quien pretenda hacer un poema con vistas a la crítica posible que de él se pudiese formular está condenado al fracaso; a un fracaso que quizás es necesario al cumplimiento de ciertas disciplinas poéticas.
(…)
Pero la virtud principal de la crítica es la osar adentrarse en la selva selvaggia de la poesía tratando de conformar todo lo que es producto de la magia –método de los más rigurosos– o del raciocinio, a una figura general del espíritu por la que la poesía se convierte en una construcción simbólica. El sentimiento de la aventura forma parte de sus premisas, pues ¿quién se atrevería a formular un juicio general acerca de algo cuya esencia es la de permanecer desconocido? Se puede “aventurar” una hipótesis acerca de su significado o acerca de su naturaleza, pero no se puede decir qué es y se la conoce más por su movimiento que por la substancia de que está hecha.
(…)
La descomposición del poema en sus partes sustanciales es un análisis que en la disgregación de los términos del poema no puede producir sino una múltiple e infinita confusión.
(…)
Todo poema refleja el drama del descenso a los infiernos de la nada, viaje a la muerte en el que se cifra no solamente el significado del poema que puede ser único, múltiple, o no ser, sino el movimiento por el que se cumple la poesía.

Salvador Elizondo
Fragmentos del ensayo “Muerte sin fin”
Teoría del infierno y otros ensayos
(Ediciones del Equilibrista / El Colegio Nacional, 1992)

jueves, 13 de noviembre de 2008

Lo más reciente de Murakami, en español...

En su más reciente novela publicada en español, After dark (Tusquets, 2008), el aclamado escritor Haruki Murakami aborda el abismo de la soledad en la época contemporánea, enmarcado en el ambiente de la ciudad durante la madrugada; un viaje emocional que, en el tiempo de la ficción apenas dura lo que tarda –desde la medianoche– en llegar el día.
En estricto sentido, Murakami no traiciona el tono de la mayoría de sus novelas (razón por la cual, tal vez, aseguró recientemente el escritor Félix Romeo, el japonés “le cansa”) y, por lo que respecta a After dark, ni siquiera lo anecdótico parece representar un nivel de complejidad que sea atrayente.
Por supuesto, el autor de Kafka en la orilla no deja de insistir en algunos tópicos que ya constituyen ‘marcas’ dentro de su producción, esto es, por lo menos uno de los personajes es afecto a los gatos y (adivínelo) es hijo único. Además, en este mismo orden de ideas, como elementos de incesante detalle para el ambiente, la música juega un papel determinante (en este caso, como en casi la totalidad de lo que ha publicado, el jazz está presente de manera insistente, así como algunas piezas clásicas y el insalvable pop).
Ahora bien, aunque nos encontramos frente a una historia donde el azar es fundamental y los hechos tienen puntos de conexión (encuentros y desencuentros) sutiles (los eventos parecen no ser puestos en realce gracias al lenguaje sino a pesar de él, es decir, es preciso activar la imaginación para que lo cruento ‘surja’ desde una prosa sin vivas alteraciones de sentido o emotividad ‘visible’).
Temáticamente, poco de innovador puede tener un conflicto entre dos hermanas o la relación de una de ellas con un hecho que se vincula a las actividades de la mafia china en Japón (los personajes, eso sí, suficientemente autónomos y distanciados, se relacionan para ‘mostrarse’, aunque –por lógica– la interacción no vaya más allá de un solo encuentro –o dos, o tres– entre ellos).
Hasta aquí, claro, nada del otro mundo. Pero, digamos, no por nada la celebridad de Murakami lo coloca (de unos años a la fecha) como uno de los escritores japoneses más leídos en Occidente –y también deudores, su educación se revela en diversos signos a través de sus páginas–, por lo que no debe perderse de vista que, por lo menos en After dark, lo que impresiona es la bifurcación narrativa y, en especial, el punto de vista plural cuando se describe el universo cerrado de la habitación de la hermana durmiente.
Mediante un “nosotros” al que se otorgan características de cámara móvil, incluso los términos del sueño son exhibidos y los planos de realidad (textual) son violados, traspuestos, combinados, puestos en juego para tentar, convencer y, finalmente, develar las posibilidades de intervención de un testigo que apenas puede existir dentro de la dinámica de una pesadilla. After dark no es, ni con mucho, lo mejor que puede leérsele a Murakami, pero mantiene su nivel de perturbación y (aunque no en todo el libro) su nivel técnico (en lo que desde la traducción puede apreciarse).

martes, 11 de noviembre de 2008

Carlos Fuentes: 80 años...

Con esa compulsión y ánimo celebratorio que los números redondos despiertan en nuestra cultura, un día como hoy representa el aniversario 80 del natalicio de –quizá– el escritor más importante (en más de una acepción, afortunada o no) del país, por lo menos durante el pasado medio siglo. Mexicano nacido en Panamá, en 1928, Carlos Fuentes comparte –a querer y no– un sitial que corresponde en la historiografía literaria de México sólo al de muy pocos otros nombres (Martín Luis Guzmán, Alfonso Reyes, Juan Rulfo u Octavio Paz), y por motivos diferenciados.
En medio del fervor institucional (público o no), coincide la preparada serie de festejos en su honor (acentuada por la ausencia de escritores italianos de renombre mundial dentro del programa de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara) con los cumplidos 50 años de una de sus novelas representativas (y discutidas), La región más transparente (1958), de la que se prepara ya una edición por parte de las Academias de la Lengua del continente.
Por supuesto, aunque no falten voces críticas que –desde hace cerca de dos décadas– cuestionan la labor literaria de Fuentes, lo que resulta evidente es que su figura y palabra no dejan de representar la cima promocional más alta para un escritor mexicano vivo. Educado en el espacio y tiempo de la labor diplomática, el autor de Los días enmascarados (1954) no ha cesado de insistir en la construcción de una obra que –todo indica– concibe como un proyecto aparejado a la evolución política e histórica del país, a la manera de un Balzac cuyo compromiso crítico no ha tomado suficiente distancia de la imagen mediática que lo liga (como a muchos) al ejercicio de la política.
Claro, nada puede ser más apropiado –por un lado– a esta fiesta en su favor que justo acontece a escaso poco más de un año de que se cumplan centenario y bicentenario de las gestas que fundaron ideológica y políticamente el rostro de una patria que hoy, por decirlo de alguna manera, no parece mucho aquel que hubo heredado una clase dirigente que parece insistir en mantenerlo cuando, de hecho, no existe más (no del modo original).
La crítica fundamental (que sustenta el desánimo de cierto sector de la intelectualidad mexicana) hacia Fuentes, la abierta, parece derivar del ‘desenmascaramiento’ que, a través de un artículo (“La comedia polifacética de Carlos Fuentes”) en la ya desaparecida revista Vuelta, encabezó Enrique Krauze –a fines de los ochenta– con la anuencia de Paz. Dicho evento cismático trajo como consecuencia una división que, a través de los vástagos de semejantes santones, continúa (si bien, edulcorada).
Tal vez por eso (entre muchas otras causas) La región más transparente, a pesar de sus visibles contribuciones y méritos que la sitúan como una novela fundacional (especialmente en la descripción de un entorno urbano particular, paisaje y lengua en transformación creciente, desencanto y –casi­– premonición), queda para sus críticos o más jóvenes lectores como un documento ‘envejecido’ (pero lo mismo se dijo de Rayuela, de Julio Cortázar, pocos años ha).
Y, además, son esas mismas voces las que –no sin razón– han esgrimido también que las más recientes obras narrativas de Fuentes han quedado francamente muy lejos de la frescura inicial de sus primeros relatos, la (cada vez menos verificada) perturbación expresiva de Aura (1962) o la plenitud de recursos exhibida en La muerte de Artemio Cruz (1962). Es decir, cómo puede negarse el anquilosamiento formal y su creciente tendencia a tornar transparente en demasía su afán discursivo que persigue establecer las bases de la evolución de un proyecto nacional (político y social) a lo largo del siglo (véase o revísese la somnífera Los años con Laura Díaz –1999– si se busca un ejemplo), así como patentizar su opinión acerca de fenómenos culturales de contemporánea revisión a través de la literatura (La frontera de cristal –1995–).
Lo anterior, es de suponer, no exime que resulte probable que sea excesivo el reclamo de dichos lectores de su obra que, por otra parte, no necesita ubicarse en una actualidad a la que sus obras emblemáticas han dejado de pertenecer (por lo menos en lo referente a lo estilístico). Fuentes, hoy más que nunca, merece una nueva visitación porque su estatura exige que se discuta (y no sólo se conmemore o celebre) lo que ya es un legado de no pequeña trascendencia.
Debe recalcarse, tal discusión no debería pasar por alto que –entre nuestros escritores vivos– nadie como él (Fuentes) significa el escaño más elevado de interlocución con aquellos autores de escala global cuyo trabajo es determinante. A la manera de Reyes o Paz (guste o no admitirlo), este multipremiado autor ha trascendido la escala nacional para ser referencia (casi) obligada a nivel continental. Bastaría recorrer la serie de escritores e intelectuales que participaron en el número monográfico que la revista Nexos dedicó al escritor este pasado mes de octubre.
Toda circunstancia apunta a una celebración apoteósica en torno a la figura de Carlos Fuentes (desde la presentación en sociedad de su más reciente novela La voluntad y la fortuna –2008–; los congresos, simposios y encuentros en que se hablará de su obra; más premios y la consabida serie de lugares comunes y renovadas anécdotas que poblarán las entrevistas a sus amigos y estudiosos de conveniencia), y no habría que condenar al desperdicio la oportunidad. Mal que bien, su efigie canónica es insoslayable y la tormenta mediática puede estimular tanto su lectura (especialmente entre los jóvenes) y relectura (para aquellos que, a favor o en contra, aspiran –sin que haya delito en ello– a ocupar su sitio en un futuro, tal como sucedió con Paz).
Además, cómo no agradecer que (a pesar de numerosas tentaciones) no haya sucumbido a la tentación de dirigir políticamente los destinos del país (hubo un tiempo en que se sugirió, y no desde bajas esferas); por lo menos el escritor –parece– ha entendido que su espacio sigue siendo el ejercicio de la opinión desde la esfera crítica del ensayista (así insista en terrenos ajenos o distanciados de donde ha encontrado sus mejores productos, para lo cual se sugiere consultar su Cervantes o la crítica de la lectura –1976– o su oportunista pero excelente El espejo enterrado –1992–).
Hay que insistir, es probable que la transfigurada faz del escritor encuentre –en la resaca de este cumpleaños– un espacio de congruencia en el que la discusión de su trabajo se torne menos convencional y más cercana a los criterios (siempre veleidosos e inestables) que norman históricamente la probable trascendencia de un autor. El tiempo, juez de jueces, admite la pluralidad y la diferencia, suele resistir la mezquindad y condenar al olvido aquello cuyo signo fue siempre la disolvencia.
Finalmente, para mucho de lo anterior queda la paciencia y la esperanza de que la ‘fiesta’ de Fuentes resulte productiva y benéfica. Resultados sólo podrán ser escrutados años adelante. Por ahora, valga la fecha para retomarlo, discutirlo de vuelta, rescatar la valía aunque no exista obligación para ello. Ah, y desear educadamente un feliz cumpleaños.

(Publicado hoy -11 de noviembre de 2008- en La Jornada Jalisco)

lunes, 10 de noviembre de 2008

Found today, by chance...

Writing is a form of personal freedom. It frees us from the mass identity we see in the making all around us. In the end, writers will write not to be outlaw heroes of some underculture but mainly to save themselves, to survive as individuals...

Don DeLillo

viernes, 7 de noviembre de 2008

Del favorito, una más...

En todas las épocas de la historia, los enemigos más encarnizados del Dogma se han reclutado entre los partidarios de un Dogma Diferente, quemándose, ahorcándose o crucificándose mutuamente. El auténtico espíritu libre está abierto a todas las posibilidades, incluyendo los dogmas y las supersticiones. Este espíritu debería ser la esencia del pensamiento científico y filosófico; y lógicamente lo es, pero es raro que psicológicamente o históricamente lo alcance a ser: los hombres de ciencia y los filósofos son hombres de carne y hueso y no están desposeídos de los vicios de los demás mortales; tienen mayor dominio de la inteligencia y más espíritu crítico; pero es una diferencia de grado, no de esencia.

Ernesto Sábato
Uno y el universo
(Planeta/Seix Barral, Buenos Aires, 2006)

viernes, 31 de octubre de 2008

Finalmente...

Qué importa
del gesto impreciso de la muerte
cuando el canto
la deriva
el pulso ingenuo del frío
bajo la carne
imaginan el manto
la divisa
de un olvido que insiste
en las grietas silenciosas
desdichas
por el viento que lento
las recorre
como cruzando el espacio
entre dos piedras muy juntas.

domingo, 19 de octubre de 2008

¿Nada?

-…los textos deberían viajar sin protección hacia lo cuestionable; lo cual significa que deben poder ser cuestionados por otros a quienes nunca conoceré. Así se enfrentan pregunta contra pregunta. Mi pregunta contra las preguntas de otros.

-Después de todo, ¿qué puede hacer la lengua contra tal realidad? No debe poder hacer algo. Por suerte sólo puede causar poco en comparación con lo que pueden causar los humanos. El puño siempre es más fuerte que la pluma, ésta es una verdad tan atroz, que escribir ensayos, da igual de qué traten, es ridículo e inútil, como en el fondo, todo el acto de escribir es ridículo.

-Ya nada de amabilidades, mucho menos en la literatura. Allí no caben. Allí sólo caben ganchos, en los cuales uno puede ahorcarse.

-Ahí donde las vidas son desperdiciadas, ni siquiera deberían crearse textos…

-Yo no puedo convencer a nadie, hacer desistir a nadie de nada, impedir a nadie hacer algo, hacer comprender a nadie nada, pero por suerte tampoco hacer sufrir; simplemente: absolutamente nada. No puedo cambiar a nadie, no elijo destinos para nadie, sólo puedo caminar sola sin destino.

Elfriede Jelinek
La palabra disfrazada de carne (ensayos)
(Gato Nego Ediciones, México, 2006)

jueves, 16 de octubre de 2008

Two pearls of accurate opinion...

-Por supuesto que todos los géneros de ficción se han nutrido siempre de las vidas de los escritores. Cada detalle de una obra narrativa fue alguna vez una observación o un recuerdo o un deseo, o es el sincero homenaje a una realidad independiente de la identidad.

-Por lo general, el filtro del tiempo es justo: descarta lo meramente celebrado y exitoso, rescata del olvido y promueve lo subestimado.

Susan Sontag
Cuestión de énfasis
(Alfaguara, México, 2007)

jueves, 9 de octubre de 2008

No pasa nada...

Nada pasa. De entrada se sabía que era demasiado barullo. ¿Sorpresa? Sí. Pero el hecho de que hayan concedido el Premio Nobel de Literatura de 2008 al escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clézio (más conocido como J. M. G. Le Clézio) poco o nada tiene que ver con sus cualidades como hombre de letras. Cierto, habrá muchas discusiones ridículas e innecesarias pero, al final, tras la natural alharaca y los espasmos mediáticos de las editoriales, quedará claro lo de siempre: aquellos autores que nutren la especulación porque -naturalmente- no serían una sorpresa en términos de merecimiento (esto es: Philip Roth, Adonis, Claudio Magris, Don DeLillo, Thomas Pynchon, Michel Tournier, John Ashberry... en fin, tanto etcétera que vendría antes de Le Clézio que, por si fuera poco, es tan 'políticamente correcto' que casi me produce ASCO)...

jueves, 2 de octubre de 2008

No se olvida...

O no debiera... O quién sabe pero, por lo menos, bien vale pensarlo de nuevo y -a cuarenta años de aquello- mirar como si deseáramos saber qué, cómo y para dónde desde ahí o desde antes... No sé... Pero bueno, convendría echar un paseo alrededor de la memoria... A pesar de nuestro denodado gusto por ciertas formas de la repetición y el bizantinismo... Ojalá, aunque quién sabe...

miércoles, 1 de octubre de 2008

Check it out...

Hence the various attempts to elevate it, complicate it, systematize it. Interacting with literature is easy. Anyone can join in, because words (unlike palettes and pianos) lead a double life: we all have a competence. It is not surprising, therefore, that individual sensitivities come so strongly into play; not surprising, either, that the discipline has rolled over for democratization far more readily than, for example, chemistry and Ancient Greek. In the long term, though, literature will resist levelling and revert to hierarchy. This isn't the decision of some snob of a belletrist. It is the decision of Judge Time, who constantly separates those who last from those who don't.

Martin Amis
The War Against Cliché. Essays and Reviews (1971-2000)
(Hyperion, New York, 2001)

viernes, 12 de septiembre de 2008

No está de más...

Decir mucho en pocas palabras no significa hacer primero un ensayo y luego acortar los párrafos, sino reflexionar sobre el asunto y expresar lo mejor de la reflexión, de tal modo que el lector inteligente distinga que algo se ha suprimido; significa, en realidad, dar a entender, con un mínimo de palabras, que se ha pensado mucho.

Georg Christoph Lichtenberg
Aforismos

jueves, 11 de septiembre de 2008

That is...

The web, then, or the pattern, a web at once sensuous and logical, an elegant and pregnant texture: that is style, that is the foundation of the art of literature.

Robert Louis Stevenson

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Por el placer de coincidir...

En el poema, la intuición se levanta por encima del discernimiento y la imagen supera al juicio. Es una tentativa de percibir lo que testimonian el amor y el deseo, la ira y la desesperanza, la tristeza y el temor, la desesperación y el tiempo, la muerte y la nada. Es decir, las palabras del poeta se nutren del desorden que crean las sombras y la luz en el ámbito de la conciencia humana.

Alí Chumacero
(En un discurso pronunciado durante el homenaje que se le rindió por sus 70 años de vida, en el Palacio de Minería, el 22 de julio de 1988; compilado en el libro Alas de centella: discursos, editado en 2008 por Casa Juan Pablos, UAM Azcapotzalco y el Seminario de Cultura Mexicana)

martes, 9 de septiembre de 2008

"Están locos", por supuesto (y qué bueno)...

Como bien dice Lobo Antunes, "están locos". Nada de extraño pero todo de locura tiene 'premiar' la obra literaria de alguien, cualquiera. Pero, en ocasiones, vale celebrar que se trate (como en este caso) de un autor cuyo compromiso está siempre del lado del ejercicio de la escritura, con trabajo y sin adejetivos. "Yo sólo escribo", dijo también, y qué bueno; hay demasiados imbéciles que dicen hacerlo y se distraen de lo lindo buscando intervenir donde no corresponde o haciendo cabriolas para seducir reflectores... Albricias, porque ya hacía falta que el Premio FIL de Literatura recayera (como este año) en alguien no cuestionable.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Peludio

Hete aquí que ya vienes,
no hay otra alternativa que…

Abigael Bohórquez

I
Arenómada,
casi polvo de tan dispersa,
deslizueña en mi piel
masturvestida de viento y adioses.

II
Lujariosa,
débil demonio sin descanso,
lanza palabrasas
sobre este sordo,
cuerpobrecido ser que invadesdeñas.

III
Enloquesísmica,
profetípica,
acertijuega salivosa
en mi cuello que te llama,
que reclama
tu desastropical tacto
de aurora coronada.

IV
Mujerguida,
altivasta,
que sobervienes con artes
de prostitutriz con disfraz,
de damacróbata fragilástica,
no pongas en entredicho
mi falosado afán de vulvaciarme.

V
Ahuyentómame,
enfermámame,
salvadócil lumbre de plateados dedos;
despiertímame,
asombrázame,
bella bestiamada que sabe
donde sus dedos detonan,
donde labra su labio con limpieza
cicatristes marcas en mi cuerpo;
muerdecídete
y acobárdame la duda
que te miente,
que te mata.

VI
Toscándida,
arcaecida belleza
de muslocos movilentos;
amantórrida,
que dejas luz donde tu lengua pasa,
déjame serte solo,
solo y sin tiniebla;
permíteme volverme
pulposible enamorado,
amantosco,
osculoco explorador de tu axila;
déjame
libidivinizarte
en peludóciles vías
con mi dedo y con mi lengua,
leperávidos viajeros de humedades.

VII
Cuerposesa,
nalgáname un segundo
del tiempo que se agota
y el mar que se avecina,
penestruja la blandura de mi carne,
reincídeme,
repíteme,
acábame.

* Atendiendo a una petición coloco este poema aquí. Por alguna extraña razón a ciertas personas les gusta o por lo menos les divierte. Este mes cumple 15 años de haber comenzado a escribirse, bajo la guía de Abigael Bohórquez, entonces mi maestro (y, desde entonces, siempre)...

sábado, 30 de agosto de 2008

Esa forma de la posesión...

Siempre he creído que elegir un libro sobre todos los otros es algo que concierne exclusivamente a los fundamentalismos. Sólo los libros santos son posesivos. El libro literario no es celoso de otros libros y admite muchos amores. Aunque siempre hay libros que nos poseen más que otros y que nos hacen entrar en ellos más a fondo.

Alberto Ruy Sánchez
La mano del fuego
(Alfaguara-TV Azteca, México, 2007)

viernes, 29 de agosto de 2008

Necesidad de imaginar (I)

Viejo rudo, fornido y bien armado en términos discursivos, Conan Doyle -se sabe- creó uno de los personajes más famosos de la literatura (Sherlock Holmes), pero como tantos otros dicho "ser del aire" ha sido tan transformado por la imaginación popular (viciada o enriquecida por el cine -y de esto sobran ejemplos, baste ver cualquier película donde aparezca Mr. Hyde-) que no queda otra que regresar a los libros (ja).
Este asunto me viene a cuento porque de nuevo leí Estudio en escarlata (creo, de 1887), esa primera novela en la que nace (bajo el relato del Dr. Watson) la figura del ilustre detective 'amateur'. ¿Sorpresas? Claro. Sobre todo, olvidos. No recordaba (hacía tanto -más de 15 años- que no la leía) que el buen Sherlock puede ser brillante pero sus conocimientos se hallan limitados a ciertas áreas (Watson se asombra de que desconozca a Carlyle), además, se deja seducir con facilidad asombrosa por la adulación (y qué provecho saca de ese detalle el mismo Watson, algunas veces). Carajo, creo que mi mente guardó más la imagen de Basil Rathbone al interpretarlo en algunas películas que (en mi adolescencia) me parecían geniales, como vicio heredado de mi padre (lo mismo que mi afición al western).
Pero bueno, con todo, debo agradecerle al buen Conan Doyle que jamás olvide cómo las novelas tienen, entre sus más importantes componentes, el producir entretenimiento y despertar la imaginación reflexiva. Y, todavía más, dejar en boca de Holmes sentencias excelentes de las que se desprenden lecciones imborrables (una de las que más aprecio es aquella donde nuestro querido detective freak nos deja claro que "en ausencia de imaginación no hay horror posible"; y sigan preguntándose acerca de la importancia de leer)...

(Pretendo seguir leyendo los libros subsiguientes en que Holmes aparece, aunque todavía falta ver si me da para más basura nostálgica como esta)

sábado, 23 de agosto de 2008

El vuelo y la amargura

Al final no triunfamos los humanos, al final sólo triunfa el relato, que nos recoge a todos y a todos nos levanta en su vuelo, para después brindarnos un pasto tan amargo, que recibimos como una limosna última la declinación y la muerte.

William Ospina
Ursúa
(Alfaguara, México, 2005)

martes, 8 de julio de 2008

Sabemos...

... sabemos qué es la poesía. Lo sabemos tan bien que no podemos definirla con otras palabras, como somos incapaces de definir el sabor del café, el color rojo o amarillo o el significado de la ira, el amor, el odio, el amanecer, el atardecer o el amor por nuestro país. Estas cosas están tan arraigadas en nosotros que sólo pueden ser expresadas por esos símbolos comunes que compartimos.

Jorge Luis Borges
Arte poética

lunes, 7 de julio de 2008

Sonnet LXV

Since brass, nor stone, nor earth, nor boundless sea,
But sad mortality o'ersways their power,
How with this rage shall beauty hold a plea,
Whose action is no stronger than a flower?
O! how shall summer's honey breath hold out,
Against the wrackful siege of battering days,
When rocks impregnable are not so stout,
Nor gates of steel so strong but Time decays?
O fearful meditation! where, alack,
Shall Time's best jewel from Time's chest lie hid?
Or what strong hand can hold his swift foot back?
Or who his spoil of beauty can forbid?
O! none, unless this miracle have might,
That in black ink my love may still shine bright.

William Shakespeare

sábado, 5 de julio de 2008

Cual debe ¿no?

Cuántos caminos anduvo Cervantes, cuánta polvorienta trocha, cuánto sudor de agosto y cuántos hielos de febrero, cuánta arruinada venta, soledad y campo. Nadie en la literatura española habrá recorrido tantos kilómetros como él, visto tantos pueblos y dormido tantas noches al raso. Sabemos poco de su vida, es cierto. Pero podemos asegurar leyendo sus libros que en cada centímetro cuadrado de lo que habla puso el pie, si no el alma.

Andrés Trapiello
Las vidas de Miguel de Cervantes
(Ediciones Folio, Barcelona, 2004)

martes, 1 de julio de 2008

Qué tiempos aquellos...

Allá por 1974, en aquella Barcelona de productiva memoria para la literatura latinoamericana, estos cuatro famosos (García Márquez, Edwards, Vargas Llosa y Donoso), en casa de la célebre (como histórica ya) Carmen Balcells...

domingo, 29 de junio de 2008

Nomás para que le recuerden...

Hay una realidad que demuestra la verdad de un hecho. Porque nuestra memoria y nuestros sentidos son demasiado inseguros, demasiado perciales. Incluso podemos afirmar que muchas veces es imposible discernir hasta qué punto un hecho que creemos percibir es real y a partir de qué punto sólo creemos que lo es. Así que para preservar la realidad como tal, necesitamos otra realidad -una realidad colindante- que la revitalice. Pero, a su vez, esta realidad colindante necesita una base para revitalizarse a sí misma. Es decir, que hay otra realidad colindante que demuestra, a su vez, que ésta es real. Y esta cadena se extiende indefinidamente dentro de nuestra conciencia y, en un cierto sentido, puede afirmarse que es a través de esta sucesión, a través de la conservación de esta cadena, como adquirimos conciencia de nuestra existencia misma. Pero si esta cadena, casualmente, se rompe, quedamos desconcertados. ¿La realidad está al otro lado del eslabón roto? ¿Está a este lado?

Haruki Murakami
Al sur de la frontera, al oeste del sol
(Tusquets, México, 2007)

miércoles, 11 de junio de 2008

Felicidades desde el corazón

Muchas felicidades al buen amigo Julio Pesina, justo hace unos días resultó ganador del Premio Binacional de Novela Joven Border of words/Frontera de palabras, con su primera novela Culpable de nada. Al buen Julio lo conocí hace cosa de apenas un mes, pero no sólo le aprecio sino le admiro muchísimas cosas; la principal, tal vez, que haya llegado a la escritura de manera tan azarosa y sana (sin concepciones precedentes o pretensión de imberbe, es decir, "menos contaminado" que -casi todos- los otros).
---Sencillo, discreto, sin aspavientos anda este Julio Pesina estimable y solidario. Podría extenderme y, creo, sus amigos me darían la razón. Ya había obtenido, con su primer libro de relatos Que los muertos vivan en paz el Premio Nacional de Cuento 'Julio Torri'. Actualmente es becario del FONCA y, estoy seguro, en un futuro no distante, habremos de tener más y mejores noticias gracias a sus facultades como narrador (porque tiene desde ya -entre tantas- las más difíciles de topar: honestidad y cosas que decir).
---Enhorabuena, mi estimado. Desde aquí, mi saludo y mi insobornable respeto y admiración. Un abrazo...

martes, 10 de junio de 2008

Tsugumi

Con el tiempo, uno se convierte en más de un tipo de lector. Para mí, al menos, los libros no son tanto una celebración como una oportunidad y, en este caso particular, contraviniendo lo que pudiera pensar quien me conoce, leer Tsugumi (Tusquets Editores, 2008), de Banana Yoshimoto, ha sido una experiencia (casi) deliciosa. Y nada qué ver tiene este adjetivo con delicuescencias formales, derroches miríficos de estilo o cosas así... Es más simple, la novela me ha hecho pasar por alto esos detalles y, sin esperarlo, me cautivó más bien por su llaneza, su lindar con la cursilería y -sobre todo- sus entrañables personajes. De manera especial, la protagonista, la perturbadora Tsugumi... Me impido decir más. Admito que, quien lea este libro, quizá no cincida en nada con lo que digo, pero me alegra que aún me seduzca la sencillez, la parquedad, el afán de 'hacer sentir' que -buenamente- mueve la pluma de algunos... Después de Kitchen o Amrita, esta novela no creo defraude a sus fans (especialmente si se toma en cuenta que se trata de un libro anterior, escrito en 1989, pero cuya traducción apenas nos alcanza este año) o cualquier lector que -por angas o mangas- se permita este 'embaucamiento' disfrutable que hace a los 'peros' desvanecerse... Es simplísimo (y hace buen rato no lo decía): me ha dejado un buen sabor de boca...

lunes, 9 de junio de 2008

Siempre...

La vida es una representación, pensé. Puede que "ilusión" tuviera casi el mismo sentido, pero "representación" se me antojaba más acorde con lo que sentía. Esa impresión tuve, en medio de la multitud, aquella tarde. Cada cual tiene que llevar el peso de lo que ha sido en cada momento, un revoltijo de cosas buenas y de cosas no tan buenas, y debe vivir cargando con ese peso a solas. Aunque nos esforcemos por ser agradables con las personas a las que amamos, siempre estamos solos.

Banana Yoshimoto
Tsugumi
(Tusquets Editores. México, 2008)

sábado, 7 de junio de 2008

Queda la imagen del eclipse...

-El amor es anterior al lenguaje. Tan anterior que tiene un lenguaje propio. ¿Qué es si no es eso? Es otro lenguaje, otra forma de comprensión de lo humano y de la realidad.

-La imagen que define la poesía en este tiempo es la del eclipse. La poesía está eclipsada en el sentido en que no es objeto de la atención absolutamente preferente que le dispensaron otras épocas. Y no tan antiguas, hablo de hace un siglo. Hoy día tiene un culto minoritario, que mantiene la llama encendida. Prefiero la imagen del eclipse porque al fin y al cabo los eclipses son pasajeros. Tan pronto termine esta fascinación por lo audiovisual, volverá la poesía a tener el sitial preferente que ha sido la constante en todas las culturas. Los antropólogos no han podido datar una sola cultura que prescinda del canto. Hay, eso sí, culturas que prescinden del signo.

-La poesía es la última religión que nos queda. Si hay un juicio final, será ante ella. (...) Toda nuestra apuesta es ante la poesía. Y eso no sólo es una estética, es también una ética.

Eugenio Montejo
(Caracas, 1938-2008)

* Las citas (arbitrarias en toda su luminosidad) corresponden a parte de sus respuestas en una entrevista (realizada por Javier Rodríguez Marcos) aparecida en el suplemento Babelia, del diario El País, el sábado 22 de junio de 2002... Y no se necesita enumerar sus logros o referir su trayectoria dentro del panorama literario de la lengua española, igual de nada sirve ante la contundencia de la notica que golpeó ayer al idioma, cuando se supo de su fallecimiento a causa de un cáncer de estómago... Tampoco es necesario recordar las palabras que nos recuerdan lo que sucede en el mundo con la muerte de un poeta (uno verdadero, como él)... Descanse en paz... Queda la imagen del eclipse...

viernes, 6 de junio de 2008

De (mirificus) senectute...

La vida de todo ser humano oscila entre esa ilusión del ideal y la pesadumbre de lo fáctico, esa chatura que llamamos realidad. La existencia reducida a lo material cae en un fascismo opaco que aborta lo mejor de la existencia en aras de este absolutismo de la "realidad" que hoy adoramos, estúpidamente.
---Recuerdo que en la facultad estudiábamos el "progreso" como el paso del mito al logos, del mito a la razón; y nos sentíamos unos genios por haber superado el oscurantismo antiguo y medieval.
---Sin los mitos los hombres no soportarían la experiencia de lo contingente. Quedaríamos pulverizados si no tuviéramos un vínculo que entramara nuestra existencia. Sin narración es imposible vivir.

Ernesto Sábato
España en los diarios de mi vejez
(Seix Barral. Buenos Aires, 2004)

sábado, 31 de mayo de 2008

De otro maestro alemán...

...la escritura de un libro (...), es un proceso de larga duración en que el autor se convierte en un instrumento. Absorbe y da forma a todo lo que conviene y pertenece al concepto previo de la obra, y nada es tan difícil, a mi juicio, como reconstruir las múltiples y lentas etapas del trabajo. Y si tengo que hablar de ello, tal es precisamente el umbral en que empiezo a mentir.

Günter Grass
El taller de las metamorfosis: Conversaciones con Nicole Casanova
(Gedisa Editorial S. A. Barcelona, 1980)

martes, 27 de mayo de 2008

Una del maestro W. G. Sebald (1944-2001)

El Dr. K. desarrolla una teoría fragmentaria de amor incorpóreo según la cual no cabe diferenciar entre acercamiento y lejanía. Dice que si abriéramos los ojos sabríamos que la naturaleza es nuestra felicidad y no nuestro cuerpo, el cual hace tiempo ya no pertenece a la naturaleza. Por ello, continúa, todos los falsos amantes, y casi sólo los hay de este tipo, mantienen los ojos cerrados mientras están amando, o, lo que es lo mismo, los mantienen abiertos con la brusquedad que ha provocado el ansia. Los seres humanos, afirma, nunca están más desamparados y son más irracionales que en este estado. Ya no se puede gobernar la imaginación. Se subyace a un imperativo de variación y repetición en el que, como él mismo había experimentado con suficiente frecuencia, todo, incluso la imagen de la persona amada a la que uno se intenta aferrar, se dispersa.

W. G. Sebald
Vértigo
(Random House Mondadori S. A. Barcelona, 2001)

martes, 20 de mayo de 2008

Nitidez

Hace días, se dictó sentencia condenatoria en contra del poeta Sergio Witz, por aquella dichosa querella en la que se determinó juzgarle por la publicación de un poema en el que, de acuerdo con sus acusadores, "ofendía" a un símbolo patrio.
---El juez calificó la sentencia como "mínima", y aseguró que "servirá de ejemplo" y como "un mensaje para quienes abusan de la libertad de expresión". Ahora bien, la dichosa multa simbólica (50 pesos), dijo el juzgador, contribuirá también a "desalentar conductas antisociales de quienes atentan contra el patrimonio cultural de nuestro país y de los símbolos patrios que lo representan". Y todavía más, en opinión del juez, es necesario que "se resocialice al autor del poema para que no reincida en cuanto a cometer un delito que ofende la moral y la seguridad pública de México".
---Si con este tipo de retórica el probable lector no se ofende, entonces no sé ya qué pensar. Es cierto que este país tiene mejores ejemplos del absurdo al que llega la impartición de (supuesta) justicia, pero no deja de sorprenderme las casi nulas alusiones o menciones en la prensa acerca del particular.
---Lo único cierto, en mi muy limitada opinión, es que la decisión de la corte no representa más que una muestra del más nítido fascismo y un precedente lamentable que sólo puede parecer óptimo a quienes compartan semejante idea acerca de la publicación de un poema que (más allá de su discutible calidad literaria) no hace sino levantar la voz sobre un hecho particular, visto desde una óptica particular, a la luz de un lenguaje particular.
---No conozco a Sergio Witz y este espacio es de limitado alcance, pero (sin erigirme en tribuna de nada) sólo diré que esta clase de pronuniciamiento me produce la mejor repugnancia. Y qué inermes, ahora sí, los hijos de esta patria...

miércoles, 7 de mayo de 2008

Noche oscura

Porque es de noche y va cayendo el agua
nos abrazamos, solos, en el viejo
regazo del sofá en tanto suena
la voz de Nat King Cole, triste y cálida
rama de broncas ascuas crepitantes
en la garganta humana de los discos.
Aunque es de noche duerme en su litera
de angustia el senescal, ora dormido
el obispo yacente sobre el laude
y en su cama de ruedas duerme el ciego.
Dormido el mundo, tú y yo veíamos
solos sobre la tierra, porque es noche
y el agua vierte pura hondo sueño.
Un humo de durmientes nos acerca
las bocas... Calla tu corazón al miedo
aunque es de noche y está frío el planeta
con nosotros y el bosque de esa música
tupiendo yedras alrededor nuestro.
Llamas somos de un sueño largo y torpe
que los tendidos sueñan silenciosos
desde el catre postrero de la tierra.
Sólo es real el vaso rebosante
de mi sed, aunque el agua está manando
y es de noche para siempre, noche oscura.

Pablo García Baena
(Un pequeño poema del español que hoy mismo fue distinguido con el XVII Premio Reina Sofía de Poesía, por sobre otros poetas que me son más caros -como José Emilio Pacheco o Francisco Brines-, pero que ya había obtenido el Premio Príncipe de Asturias hace más de 20 años, en 1984, y no deja de ser alguien separado de la estridencia y la pirotecnia insulsa... Salve, pues...)

jueves, 1 de mayo de 2008

Honesta descripción de mí mismo

Tomándome un whisky en un aeropuerto,
digamos que en Mineápolis

Mis oídos captan cada vez menos las conversaciones,
mis ojos se debilitan, pero siguen siendo insaciables.

Veo sus piernas en minifalda, en pantalones o envueltas
en telas ligeras.

A cada una la observo por separado, sus traseros y
sus muslos, pensativo, arrullado por sueños porno.

Viejo verde, ya sería tiempo de que te fueras a la tumba
en lugar de entretenerte con juegos y diversiones de jóvenes.

No es verdad, hago solamente lo que siempre he hecho,
ordenando las escenas de esta tierra bajo el dictado
de la imaginación erótica.

No deseo a esas criaturas en particular, lo deseo todo,
y ellas son como el signo de una relación extática.

No es mi culpa que así estemos constituidos: la mitad
de contemplación desinteresada y la mitad de apetito.

Si después de morir me voy al cielo, tendrá que ser
como aquí, sólo que liberado de estos torpes sentidos,
de estos pesados huesos.

Transformado en mirar puro, seguiré devorando las
proporciones del cuerpo humano, el color de los lirios,
esa calle parisina en un amanecer de junio, y toda la
extraordinaria, inconcebible multiplicidad de las cosas visibles.

Czeslaw Milosz
(Versión de Gerardo Beltrán)

domingo, 27 de abril de 2008

Este día...

... nuestra labor no solamente es pueril, sino absurda, una especie de trampantojo, un embeleco, una ilusión, una entelequia y una pompa de jabón. En el fondo está destinada al fracaso y además es casi imposible...

Javier Marías
(Fragmento de su discurso, titulado Sobre la dificultad de contar, de ingreso a la Real Academia Española, en el que se refiere a los novelistas)

sábado, 26 de abril de 2008

Tardío y sencillo...

Diez años sin Octavio Paz, caray. Quién fuera otro o más para decir lo acertado o conveniente, lo que diera cuenta fidedigna de la deuda enorme de sus hijos, sí, incluso aquellos manchados por la cólera o la ceguera vetusta de los redentores. Quién tuviera otra palabra menos pobre, menos llena de espanto por cada nota agradecida o sin distancia. Ahí está tanto que rebasa su nombre. En fin, que si manchas o huecos abundan, desperfectos o voces frágiles sobran, ahí van las páginas también, para que en medio de esta cínica y modesta vergüenza (de lector) nos sigan enseñando... Salve...

sábado, 12 de abril de 2008

Sencillo...

Pensar la vida, esa es la tarea...

Hegel
(Para quien guste de la obra de Magritte, el óleo de la ilustración es de 1958 y tiene por título, precisamente, Las vacaciones de Hegel...)

martes, 8 de abril de 2008

Celofán

Somos pobres criaturas anhelantes de experiencia, pero somos como moscas caminando sobre el papel celofán transparente y puro tras el cual se encuentra, envuelto con cuidado, como bombón, el mundo; nunca llegamos a él, aunque al rodearlo lo miremos siempre y aparentemente estemos en contacto con él, aunque en realidad sea más lejano que la luna.

D. H. Lawrence
"Nuevo México"
Estrella del alba y del atardecer
(CNCA, México, 1997. Traducción: Elisa Ramírez Castañeda)

jueves, 27 de marzo de 2008

Porque viene al caso...

Para ser verdaderos es preciso que seamos tal y como nos imaginan los desconocidos.

Salvador Elizondo
Farabeuf
(Joaquín Mortiz/SEP Cultura. México, 1985)

domingo, 23 de marzo de 2008

Miseria de la poesía

La lenta concepción de una metáfora
o bien ese temblor que a veces queda
después de haber escrito algunos versos
¿justifican una vida? Sé que no.
Pero tampoco ignoro que, aun no siendo
cifra de una existencia, esas palabras
dirán que quien dispuso su armonía
supo ordenar un mundo. ¿Y eso basta?
Los años van pasando y sé que no.
Hay algo de grandeza en esta lucha
y en cierto modo tengo
la difusa certeza de que existe
un verso que contiene ese secreto
trivial y abominable de la rosa:
la hermosura es el rostro de la muerte.
Si encontrase ese verso, ¿bastaría?
Tal vez no. Su verdad, ¿sería tanta
como para crear un mundo, para darle
color nuevo a la noche y a la luna
un anillo de fuego, y unos ojos
y un alma a Galatea, y unos mares
de nieve a los desiertos? Sé que no.

Felipe Benítez Reyes

lunes, 10 de marzo de 2008

Invitación sin propósito o destinatario

El problema no radica en asesinar la razón, sino en dejar las malas razones en condiciones de no hacer daño; y en disociar la noción de razón de la noción de verdad. Pero esta honorable tarea no se llama himno a la crisis. Se llama, desde Kant, "crítica". Determinación de límites.

Umberto Eco
La estrategia de la ilusión
(Lumen. Barcelona, 1998)