jueves, 28 de enero de 2010

Murió Jerome David Salinger...

Falleció el día de hoy a los 91 años el excelente y excéntrico narrador norteamericano J. D. Salinger, después de pasar décadas sumido en la privacidad de su hogar, alejado del mundanal rüido y de la falsa sociedad. Como sea, no evitaré reconocer que su novela emblemática El guardían entre el centeno (The catcher in the rye) ha sido uno de los libros de verdadera importancia y, por un tiempo, motivo de sincero asombro y aprendizaje para mí. No en balde se siguen vendiendo, cada año, más de 250 mil ejemplares en el mundo de las aventuras de Holden Caufield y, por si eso fuera poco (y la estadística imposible de verificar), escuché decir a cierto escritor inglés que se trata, además, del volumen más robado en las librerías de los Estados Unidos, así como uno de los más solicitados en cualquier biblioteca de aquel país... No digo más, pretextos sobran para retornar a sus historias... Rest in peace...

miércoles, 27 de enero de 2010

Simplemente, siempre es mejor...

Los libros son maravillosos, pero la vida más allá de los libros siempre es mejor. Que los dogmáticos librescos no lo acepten así, nos debe tener sin cuidado: el verbo leer no debe conjugarse en imperativo. Hay que leer si nos place, y dejar de leer cuando los libros nos agobien.

Juan Domingo Argüelles
Si quieres... lee: contra la obligación de leer
y otras utopías lectoras

(Fórcola Ediciones, Madrid, 2009)

viernes, 22 de enero de 2010

No hace daño ni pasa de moda...

Nosotros todavía no aprendemos a pensar con verdadera libertad. No es una falla intelectual sino moral: el valor de un espíritu, decía Nietzsche, se mide por su capacidad para soportar la verdad.

Octavio Paz
Postdata
(Siglo XXI Editores, México, 1970)

miércoles, 20 de enero de 2010

Coincidencias para comenzar el año...

-Me gustaría palpar una contracultura inteligente, contemporánea, que no rumie los mismos mitos y lugares comunes de los años sesenta, que deje de rendirle culto a los beatniks, a las drogas alucinógenas y a los escritores intoxicados por éstas y el alcohol mientras buscan becas de Conaculta para sobrevivir.

-A las subculturas les falta información, preparación, lecturas. Son elementales, creen que leyendo a Baudelaire, al franco uruguayo Lautréamont o a los raros se vuelven malditos, refinados.

-Los escritores, sobre todo los jóvenes, escriben tonterías que quieren hacer pasar por genialidades, con la complicidad de grandes y pequeñas editoriales que ni siquiera se toman la molestia de investigar y hallar nuevos autores.

Rogelio Villarreal
El tamaño del ridículo: notas sobre periodismo cultural y política [2006-2009]
(Ediciones Arlequín, Guadalajara, 2009)