El tiempo es sólo eso: un dramático fluir en el que los actos humanos son, si acaso, hitos casi imperceptibles en ese caminar hacia la muerte. No tienen entidad, como carecen de ella los hombres, afanosos por sublimar la condición de su impotencia en aforismos vagamente poéticos.
Nicolás Miñambres
Relojes de sol en León
(Ed. Ámbito, Valladolid, 1997)