domingo, 28 de julio de 2019

Ese punto amargo...

Ese día supe que el dolor es sordo, mudo, manco, ciego; que todo y todos en la vida, incluso los enamorados de la propia vida, debemos pagar una cuota de dolor, y que ningún otro sentimiento se le parece como ninguna otra palabra le encaja por sinónimo, pues no es lo mismo dolor que calvario, molestia, daño, suplicio, tormento, desazón, tortura, martirio, pesar o congoja. No. Sería fácil. Demasiado simple. El dolor es ese punto amargo que condimenta las emociones, desde la felicidad que nos abriga hasta la desesperanza que nos desnuda.

Eliseo Alberto
La novela de mi padre
(Alfaguara, México, 2017)