Nadie altera sus hábitos impunemente, nadie se inmiscuye en otras vidas sin padecer un contagio irreversible, nadie otorga a otro su odio o su amistad sin recibir a cambio un cargamento de culpas y confidencias no deseadas y lágrimas retenidas.
Juan Manuel de Prada
La tempestad
(Planeta, Barcelona/ México, 1998)