miércoles, 31 de octubre de 2018

Inmortalidad...

Si ella tuviera que escribir sobre su vida, sólo anotaría detalles, pues cree que su felicidad es máxima con cosas diminutas: cuando él se ata los zapatos, cuando duerme, cuando le acaricia el pelo. Siempre está tocándole el pelo. Él ya se lo ha cepillado y se lo ha lavado, fue hermoso y extraño a la vez. Su cabello, le dice él, huele a humo y a azufre, a hierba, a veces a mar. Le dice que nunca se cansa de ella. Si ese día llegara, caería muerto al instante, de este modo soy inmortal.

Michael Kumpfmüller
La grandeza de la vida
(Tusquets Editores, México, 2015)