Observó Melville que justificación y orden son anhelos de nuestra mente, ignorados por el mundo físico. Se diría, además, que en la mente hay cierta vocación de inmortalidad y que el cuerpo es manifiestamente precario. De estas incompatibilidades surge toda la tristeza de la vida.
Adolfo Bioy Casares
Historias desaforadas
(Alianza Editorial/ Ed. Patria, México, 1993)