Pero el desierto acostumbra permanecer dentro de uno, por mucho que el cuerpo haya partido; las historias del desierto, una vez que encuentran un punto de apoyo en nuestra memoria, no nos dejan en paz, jamás volverán, en cierta forma, a dejarnos en paz.
Ariel Dorfman
Memorias del desierto
(Editorial del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2005)