Si traicionas a tu enemigo, el placer es en parte de él, pero si es tu amigo, el placer es todo tuyo. Para traicionar a un enemigo todos somos buenos, no hay cosa más fácil, pero para traicionar a un amigo se requiere grandeza de ánimo, nobleza de sentimientos, altura de ingenio y, si la traición quiere ser perfecta, lealtad.
Luis Racionero
La muerte de Venus
(Ediciones B, Barcelona, 2011)