miércoles, 15 de septiembre de 2010

Escrupulosamente...

No sé por qué la gente se avergüenza de mostrar ante los demás su atracción por otro ser humano, la atracción natural más tierna y más potente. Se muestran orgullosos o indiferentes y no se les ocurre -sobre todo, si son jóvenes- que Dios ha medido escrupulosamente cada uno de los granos de arena en el reloj de nuestras vidas y que cada segundo de amor desaprovechado se hunde irremisiblemente en la nada.

Angel Wagenstein
El Pentateuco de Isaac
(Libros del Asteroide, Barcelona, 2008)