Habría que hablar de todo ello* de modo que el corazón se apriete y los cabellos se ericen sobre el cráneo. Pues hablar tal como se hace cotidianamente, hablar sin ensordecer, hablar sin el relieve con que Gogol y Dostoyevski describieron San Petersburgo, no sólo no tiene ningún sentido ni ninguna razón de ser, sino que sería vil y deshonesto.
Boris Pasternak
Yo recuerdo
(Editorial Andrés Bello, Chile, 1992)
* Aquí, por supuesto, Pasternak se refiere al mundo que "terminó" con la Revolución de 1917 en su país. Vale, sin embargo, para cualquiera; pues Yo recuerdo es un ensayo biográfico y la sentencia que se extrae del libro pertenece al epílogo, es decir, la parte final en la que da "cerrojazo" a cuanto ha relatado acerca de su vida hasta, más o menos, los años treinta... Por otra parte, sirva de recordatorio por los 50 años que de su muerte se cumplieron justo el día de ayer...