... el poeta, que no acepta el lenguaje en su intención puramente racional, descubre pasadizos secretos entre todos los opuestos, entre razón y locura, Cielo e Infierno, fe e incredulidad, e incluso prefiere eliminarlos en el proceso mismo de la escritura para aprehender eso que es -o que puede llegar a ser- él mismo en su relación con lo sagrado.
Ignacio Solares
Cartas a un joven sin Dios
(Alfaguara, México, 2008)