lunes, 20 de abril de 2009

Sabía el viejo...

-Uno construye lo familiar en el propio corazón de lo extraño.
-¿Es posible que Dios se complazca con una sucesión de piadosas trivialidades en torno a su naturaleza? ¿No las cambiaría todas por una irreverente línea de Villon?
-Sé por experiencia que lo sueños pueden dictar la tonalidad de todo un día y hacer que una emoción semiolvidada cobre plena vigencia.
-El comienzo de un libro presenta al escritor más complicaciones que el final. Después de vivir con un libro durante uno o dos años, se llega a un acuerdo con el subconsciente… el final surge solo. Pero si se comienza un libro en forma errónea, es probable que nunca sea terminado. […] De modo que uno medita largo tiempo antes de zambullirse… de ese instante depende que uno se hunda o salga a flote.

Graham Greene
En busca de un personaje
(Editorial Bruguera S. A., Barcelona, 1984)