viernes, 17 de abril de 2009

Algo para este día...

Los placeres pasionales son fugaces; se olvidan casi a la vez que se disfrutan. El recuerdo de lo ocurrido, la intensidad del placer, el dolor del deseo, no pueden almacenarse ni registrarse. Hay que revivirlos para recordarlos. Hay un deseo de repetición porque la intensidad es evanescente, carece de esperanza de vida; existe sólo en los momentos en los que ocurre, en el presente. […] La pasión es incapaz de conocerse a sí misma; no sabe lo que es ni lo que busca. No descubre, se embebe.

Gordon Burn
Felices como asesinos
(Anagrama, Barcelona, 2000)