El asco no se limita sólo a una sensación estética (gusto horrible, mal olor, apariencia repugnante), sino que además con él resuena constantemente una dimensión ético-moral. (...) En otras palabras: quien siente algo como asqueroso, emite, o mejor, realiza con su cuerpo, instintiva y probablemente de forma inconsciente, un profundo juicio moral.
Florian Werner
La materia oscura
Historia cultural de la mierda
(Tusquets Editores, México, 2013)