miércoles, 10 de julio de 2013

Muchas veces, desde sabe Dios cuándo...

Uno de migrante vive sin comer, duerme donde sea, llora a ratos y a ratos se carcajea, carga muertos, consuela a los desconocidos y desconoce a los conocidos, mienta madres y reza, se calienta y se enfría solo, sufre y olvida, avanza y se detiene, huye o se enfrenta, tiene sed y le da agua a quien más sed tiene, le roban el dinero y va contento de que no le hayan robado el alma. Uno de migrante se muere y resucita muchas veces.

Alejandro Hernández
Amarás a Dios sobre todas las cosas
(Tusquets Editores, México, 2013)