lunes, 2 de marzo de 2009

Sea para recaer, insistir...

-Los grandes libros, simple y sencillamente, se leen por casualidad, sin preocuparse si se trata de textos situados en el centro o al margen del debate cultural…

-La literatura es manipulación, falsificación, embrollo y mentira, pero lo que la hace vivir es su nostalgia de la verdad y de la vida.

-Como en la casa del Padre, según el proverbio de la Escritura, también en la casa del arte –de todo arte– existen muchas moradas y es lícito frecuentarlas y habitarlas todas sin agraviar a ninguna.

-Es legítimo rechazar concientemente un lenguaje si uno no se reconoce en él, pero no es posible ignorarlo o entenderlo mal si él formó y forma parte de nuestra civilización, si durante siglos sirvió para definir la realidad y narrar su historia, nuestra historia, que debemos conocer y entender para poder aceptar o rechazar pero, de todas maneras, hacerla vivir en nosotros.

-Escribir también es ver, percibir la objetividad del mundo y reconocerse en ella.

-Sólo la poesía puede expresar lo que no puede definirse explícitamente, contar las contradicciones irreconciliables sin pretender resolverlas, proporcionándoles de tal manera sustancia y convirtiéndolas en una razón de vida, transformando la incertidumbre de la propia identidad en un viaje en busca de la identidad más auténtica.

Claudio Magris
El tallo entre las piedras
(Cal y arena, México, 2007)