viernes, 13 de marzo de 2009

Otra ella que hará falta...

No sabría decir si el fallecimiento de un poeta es o no trágico o constituye alguna clase misteriosa e invaluable de pérdida (algo me dice que sí, creo estar seguro -incluso- pero hay quien puede decirlo mejor o justificarlo, cosa que no es mi tarea); pero, por lo menos para mí, la muerte de la poeta peruana Blanca Varela (1926-2009) es algo que no me puede pasar desapercibido y, qué le hago, sí me entristece y deja la impresión de cierto grado de abandono que vale la pena lamentar. Mucho es lo que le ha dicho su actitud de discreción, mesura y cautela no sólo ante la hoja; más todavía debería ese ejemplo cundir entre más jóvenes y menos idiotas que yo, que andan persiguiendo escribir. En fin, sea como deba ser cada cosa. Y adiós con estas (mis) ridículas palabras de (muy) villano. Y sin canto, que es peor. Ah, qué falta pueden hacer ciertas voces aprendidas que sin explicación dicen el mundo y hacen verlo, sentirlo... y del modo más difícil: sencillamente...