jueves, 28 de mayo de 2009

De parte de un viejo conocido...

-… el arte de nuestra mitad de siglo se ha enfangado en una ruidosa y opaca logorrea teórica que impide que una obra entre en contacto directo, no mediatizado, no preinterpretado, con quien la contempla (la lee o escucha).

-El enigma existencial se ha eclipsado tras la certeza política, y a las certezas les importan un comino los enigmas. Y por eso la gente, pese a la riqueza de sus vivencias, sale de una prueba histórica siempre tan estúpida como cuando entró en ella.

-En un novelista la pasión por conocer no apunta hacia la política ni la Historia.

-Todos hablamos de la historia de la literatura, todos la reivindicamos, seguros de conocerla, pero in concreto, ¿qué es la historia de la literatura en la memoria de todos? Un patchwork formado por imágenes fragmentarias que, por puro azar, cada uno de los miles de lectores se ha hilvanado para sí mismo. Bajo el cielo agujereado de semejante memoria vaporosa e ilusoria, estamos todos a merced de las listas negras, de sus veredictos arbitrarios e inverificables, siempre dispuestos a imitar su estúpida elegancia.

-… las innovaciones formales de los grandes maestros siempre conservan cierta discreción; ésta es la verdadera perfección; sólo los maestrillos insisten en que se note la novedad.

-Es necesaria una gran madurez para comprender que la opinión que defendemos no es más que nuestra hipótesis favorita, a la fuerza imperfecta, probablemente pasajera, que sólo los muy cortos de entendederas pueden tomar por una certeza o una verdad.

-… lo que hay de ridículo en nuestros sentimientos no altera en absoluto su autenticidad.

Milan Kundera
Un encuentro
(Tusquets, México, 2009)