martes, 22 de marzo de 2016

Sueños y personas tranquilas...

Una persona muerta era la persona tranquila por excelencia, y el resto no era más que sueños inexorables y apocalípticos y febriles, sueños de puertas abriéndose de golpe en la boca muerta de la medianoche.

Stephen King
La expedición
(Grijalbo, México, 1987)