martes, 4 de diciembre de 2012

Riesgos y privilegios...

No vamos a abusar de la condición privilegiada del narrador. Tampoco, por lo demás, creemos que el narrador las tenga todas consigo. Si no tiene buen oído, si no sabe escuchar la voz de sus personajes, si no se somete al ritmo de su narración, a la autonomía interna del texto, pierde el rumbo.

Jorge Edwards
La muerte de Montaigne
(Tusquets Editores, México, 2011)