lunes, 5 de abril de 2010

Lecciones para buscar la escritura...

-Imposible escribir algo coherente mirando la realidad, llena de imágenes, de fragmentos, la cabeza a punto de estallar, la dignidad, la identidad, que nos dan las palabras, cuando nuestra propia imagen está por los suelos.

-Una frase o una imagen siempre me han servido como una forma de derrotero en mi propia confusión o como una manera de protegerme de ciertos aspectos del mundo que me parecen inhóspitos.

-Ignoraba que escribir era más que una intención, que no podría escribir simplemente porque lo decidía sino porque esto se impondría en mí como una escritura en alto relieve sobre la piel de mi cuerpo.

-Nada me aburre más que contar una historia, nada me parece más aburrido que el mundo real o causal en todas sus acepciones. Sólo puedo escribir cuando siento que hay algo que va a aparecer en el camino, alguna dificultad concreta con el lenguaje que me dará ganas de continuar haciéndolo.

-En la literatura como en todo existen los fracasos oficiales y los fracasos privados. Los privados son los más dolorosos, porque nos confrontan con nuestra parte más vulnerable y nos desnudan frente a nosotros mismos.

-Tal vez si entendiese qué me sucede no escribiría, no tengo nada qué contar, pero necesito con todas mis fuerzas decir algo para no perderme definitivamente, en el fondo para no perder la razón y padecer un caos total en mi lenguaje, no saber existir.

-Es esa tensión entre la experiencia y las palabras que están dentro de mí, luchando por salir convertidas en una frase, que se produce la escritura, es una suerte de pelea constante. Y sin embargo no sé cómo consigo hacerlo.

Patricia de Souza
Ellos dos
(Editorial Jus, México, 2010)