viernes, 11 de diciembre de 2009

De la huida como destino...

Digámoslo sin ambages: el Quijote es, primero y ante todo, una broma, una obra que fue escrita con el fin de despertar carcajadas, o, cuando menos, de alejar la sombra de la melancolía que amenazaba a un hombre internado en una celda. El Quijote fue escrito como pasatiempo, como literatura de asueto, como paréntesis entre obligaciones o lecturas más sesudas y profundas, como huida, que es el destino de toda literatura auténtica y comprometida. Pero por una retorcida ironía del destino, esa levedad acabó convirtiéndose en roca maciza y ahora es esta antología de chistes y situaciones disparatadas la que se respeta como una sutil radiografía de las miserias humanas etcétera.

Luis Manuel Ruiz
El país de Don Quijote
(Punto de lectura, Madrid, 2005)