jueves, 5 de febrero de 2009

A 25 años de su muerte...

Apenas si puedo considerarme un fanático y, sin otro afán que venerar su memoria, solamente apunto que, desde niño, no recuerdo ídolo o figura mediática más importante para mí que El Santo, el enmascarado de plata. Cuando Rudy Guzmán decidió quitarse en público la máscara, no niego, fue como si algo no hubiera funcionado bien en la dinámica del universo (yo tenía apenas 12 años, qué puede esperarse). Así, un día como hoy, hace 25 años, se nos murió el insigne y siempre bien ponderado luchador que se la rifó con mafiosos, monstruos, alinenígenas, atlantes y demás basura maligna que hizo a tantos seguir sus películas en sus incontables retransmisiones televisivas (resultaba imposible -cuando no imperdonable- perderse una sesión sabatina de Los invencibles del ring). Un saludo a sus devotos que se cuentan por miles y, todavía más, un abrazo a quienes tuvimos la fortuna de verlo luchar, en vivo (sí, con todo y esas carnes fofas ritmadas por la lentitud de una prematura ancianidad, pero soltando putazos, a güevo), en aquellas arenas hediondas de la horrenda provincia nacional que bellamente se recuerda. Snif. Long live El Santo, forever...