domingo, 3 de marzo de 2019

Intoxicados...

Creía que la política los había intoxicado y que todos, de alguna manera, estaban contaminados, condenados a la intensidad de tomar partido, de vivir en la urgencia de estar a favor o en contra de un gobierno. Llevaban demasiados años siendo una sociedad preapocalíptica, una nación en conflicto, siempre a punto de explosión. Todos los días podía suceder un cataclismo. Conspiraciones, magnicidios, guerras, atentados terroristas, fusilamientos, ejecuciones, sabotajes, sublevaciones, linchamientos... Todos los días podía acontecer una hecatombe. El país siempre estaba a punto de estallar pero nunca estallaba. O peor: vivía estallando lentamente, poco a poco, sin que nadie se diera demasiada cuenta.

Alberto Barrera Tyszka
Patria o muerte
(Tusquets Editores, México, 2015)