sábado, 12 de mayo de 2018

Aunque no escribas...

La novela sujeta la vida a sus propios límites y la abre al mismo tiempo a toda una abundancia de tesoros ocultos, una espeleología y un submarinismo de yacimientos que estaban fuera de uno y dentro de uno y que sólo a uno mismo le estaba reservado descubrir. Aunque no escribas estás escribiendo. La imaginación narrativa no se alimenta de lo inventado sino de lo sucedido. Cada hecho menor o trivial que uno vive o que uno descubre en sus indagaciones puede ser un hallazgo valioso o incluso decisivo para la novela, ocupar en ella un lugar mínimo y preciso...

Antonio Muñoz Molina
Como la sombra que se va
(Planeta/ Seix Barral, México, 2015)