lunes, 14 de agosto de 2017

Calle conocida...

En lo que respecta a la calle de la Arganzuela, debo decir que no me era desconocida, ni a mí ni a ningún madrileño. Muchos le dan ya el nombre de Mancebías, por los dos grandes burdeles que allí tienen plaza, aunque también tiene el regusto de lonja de pajilleras, mujeres que por un cuarto te hacen una paja sencilla y por dos musical, suerte para la que se ajustan a la muñeca una correa con cascabeles. Hay días que se escucha en la calle un concierto más garboso que en el paseo del Prado en día de fiesta. Ni los jaeces de los troncos de todos los grandes de España juntos tienen tanto cascabel, ni sus mulas los agitan con tanta gracia.

Alfonso Mateo-Sagasta
El gabinete de las maravillas
(Ediciones B, Barcelona, 2006)