martes, 10 de agosto de 2010

Siempre ha sido suficiente...

¿Había sido Sandokán educado como musulmán? Obviamente no, ¿entonces? La vida lo había hecho un hereje, iconoclasta, agnóstico con unos restos del taoísmo que le administraron en la infancia: el camino, la perfección, el respeto por los antepasados. Había elaborado de manera inconsciente una especie de pentálogo que intentaba respetar: la venganza era sagrada y la violencia apetecible, la modernidad desconfiable, la inocencia inexistente, la naturaleza obedecible y digna de deferencia, los débiles, los lisiados, los enfermos, los niños, casi todas las mujeres, la mayoría de los ancianos: protegibles. Con eso como religión era suficiente.

Paco Ignacio Taibo II
El retorno de los Tigres de la Malasia
(Segunda parte, capítulo VIII)
[Planeta Internacional, México, 2010]