domingo, 19 de octubre de 2008

¿Nada?

-…los textos deberían viajar sin protección hacia lo cuestionable; lo cual significa que deben poder ser cuestionados por otros a quienes nunca conoceré. Así se enfrentan pregunta contra pregunta. Mi pregunta contra las preguntas de otros.

-Después de todo, ¿qué puede hacer la lengua contra tal realidad? No debe poder hacer algo. Por suerte sólo puede causar poco en comparación con lo que pueden causar los humanos. El puño siempre es más fuerte que la pluma, ésta es una verdad tan atroz, que escribir ensayos, da igual de qué traten, es ridículo e inútil, como en el fondo, todo el acto de escribir es ridículo.

-Ya nada de amabilidades, mucho menos en la literatura. Allí no caben. Allí sólo caben ganchos, en los cuales uno puede ahorcarse.

-Ahí donde las vidas son desperdiciadas, ni siquiera deberían crearse textos…

-Yo no puedo convencer a nadie, hacer desistir a nadie de nada, impedir a nadie hacer algo, hacer comprender a nadie nada, pero por suerte tampoco hacer sufrir; simplemente: absolutamente nada. No puedo cambiar a nadie, no elijo destinos para nadie, sólo puedo caminar sola sin destino.

Elfriede Jelinek
La palabra disfrazada de carne (ensayos)
(Gato Nego Ediciones, México, 2006)