Aprender a sentir: esta sola tentativa, que no es nada pequeña, formaría mejor al joven poeta que todo el aprendizaje perseguido a través del conocimiento literario, las reglas, modas, etcétera. Los manuales olvidan con frecuencia esta simple realidad, sin la cual todo intento creativo queda en el aire. A través del sentir puede válidamente conquistarse el lenguaje que lo exprese; el sentimiento mismo, cuando es legítimo, procrea su forma o la posibilidad de inventarla. ¿Cómo bajar de la red formal a la desnudez sentimental del mundo?
¡Soy desgraciado! Ignoro todo lo relacionado con los seres y siempre lo ignoraré. Las faltas que cometo no me son útiles: me emocionan demasiado. Pertenezco seguramente a esa clase de débiles, de míseros, en quienes las intenciones son buenas, pero que oscilan toda su vida entre la ignorancia y la desesperación.