lunes, 28 de diciembre de 2009

Formas (oportunas) de la soledad...

No se está forzosamente solo cuando se carece de compañía, ni esta situación implica necesariamente una exclusión del mundo. La soledad es, en realidad, una manera incompleta y única de estar en el mundo.
(...)
Es en nosotros mismos, en nuestra convicción íntima de la existencia del otro y en nuestra dolorosa experiencia de su ausencia, donde hace su nido el sentimiento de soledad. Para sentirse solo, es preciso desear ser dos, al menos, o haberlo sido y conservar la nostalgia de ello.
(...)
Toda soledad es signo de una decepción íntima. La realidad no coincide con lo que esperábamos de ella. La realidad ha decepcionado a nuestra imaginación.

Alfredo Bryce Echenique
Entre la soledad y el amor
(Debate, México, 2006)

lunes, 21 de diciembre de 2009

Una especie, una especie...

La teología es necesariamente un sistema de metáforas, y la doctrina representa su literalización. Me siento inclinado a creer que la mejor poesía, sean cuales sean sus intenciones, es una especie de teología, mientras que la teología es generalmente poesía de mala calidad.

Harold Bloom
Jesús y Yahvé: los nombres divinos
(Taurus, México, 2006)

martes, 15 de diciembre de 2009

El (también) necesario carnaval...

Más que un método de escritura, el surrealismo fue un gran sistema de lecturas, que puso en una perspectiva de uso inmediato un gran tesoro cultural, que iba desde el Bosco a Freud, pasando por los románticos alemanes, los grabados de viejos libros o revistas, o cualquier producto de locos o raros de cualquier época o país, anacronismo incluido. Fue una especie de gran carnaval, inagotable...

César Aira
Alejandra Pizarnik
(Ediciones Omega, Barcelona, 2001)

viernes, 11 de diciembre de 2009

De la huida como destino...

Digámoslo sin ambages: el Quijote es, primero y ante todo, una broma, una obra que fue escrita con el fin de despertar carcajadas, o, cuando menos, de alejar la sombra de la melancolía que amenazaba a un hombre internado en una celda. El Quijote fue escrito como pasatiempo, como literatura de asueto, como paréntesis entre obligaciones o lecturas más sesudas y profundas, como huida, que es el destino de toda literatura auténtica y comprometida. Pero por una retorcida ironía del destino, esa levedad acabó convirtiéndose en roca maciza y ahora es esta antología de chistes y situaciones disparatadas la que se respeta como una sutil radiografía de las miserias humanas etcétera.

Luis Manuel Ruiz
El país de Don Quijote
(Punto de lectura, Madrid, 2005)