martes, 24 de febrero de 2009

Salón Cristal

Entre las muchas bendiciones de hallarse en el borde de la mayoría de edad, está la de siempre andar con la gana de rebasar dicho borde. Una ocasión, de esas de borrachera callejera, mi manada dio con otra y se decidió en conjunto dirigirnos a la zona de tolerancia. Me avergonzaba admitir que no conocía el lugar y opté por un silencio sapiente que, sólo esa vez, engañó a mis acompañantes. Tras recorrer los pocos kilómetros de carretera que separaban la civilización de aquellos portentosos lupanares, tuvimos que decidir entre El Molino Rojo y el Salón Cristal. Al divisar al hijo del dueño del segundo establecimiento, que compartía el infierno de la prepa con nosotros, la elección fue sencilla. Y adentro…
No hubo sorpresa, tal vez decepción. El dichoso galerón era una cantina común y corriente, incluso parecida a una que aparece (brevemente) en El tunco Maclovio, con todo y su barra de madera gastada. La verdad, me extrañaba la adormilada tensión que reinaba. Ocupamos una mesa en el extremo derecho del salón y pedimos cerveza. El motivo que nos había llevado ahí estaba a punto de aparecer, una desnudista que prometía danzas exóticas (aunque nada sabíamos del significado de tal palabra).
Uno de la manada, el Pancholoco, mostraba una seriedad que cambiaría de un momento a otro… La desnudista (nada impresionante, salvo por la elasticidad que mostraba a sus visibles más de cincuenta años) salió al ruedo y la gallera se encendió. Por unos momentos, la gleba centró la atención en una serpiente amarilla que rodeaba las carnes expuestas de la magnética señora. Nuestro ya entusiasmado amigo saltó de modo sorprendente al terreno iluminado y, primero, bailó con ella para, después de dos minutos, abalanzarse a mordidas y lengüetazos sobre la humanidad de la artista.
El Pancholoco consiguió derribarla y se retorcía sobre el cuerpo de la mujer, la boa eligió escapar de la gresca y varios parroquianos tomaron al Pancholoco de las ropas y procedieron a darle su merecido mientras otros, contagiados del furor genital de mi compa, se ocuparon de la dama y no le permitían levantarse. Nosotros fuimos al rescate del imbécil compañero de manada y la gresca se tornó preocupante. Comenzaron a volar sillas. De pronto, un grito detuvo las acciones, en un extremo del lugar se retorcía un mesero con un resorte amarillo viviente ceñido a su pierna y, entre chillidos, alegaba que había sido mordido por la culebra. No he visto espacio cerrado despejarse más rápido, en unos segundos estábamos fuera y la policía arribaba.
Tras una grotesca exhibición de armas y una multitud de parroquianos a caballo que llegaron a mitotear, el hijo del dueño del local nos liberó de culpas y poco a poco las cosas tomaron su lugar. Preferimos seguir bebiendo fuera del establecimiento, no sé qué demonios pasó con el mesero atacado y el show de la maltratada bailarina no pudo continuar. Los caballos, llevando a sus jinetes armados y cargados de caguamas en bolsas de hielo, siguieron su paseo redundante entre ambos prostíbulos. La noche avanzaba con lentitud y no recuerdo la hora en que llegué a casa. Nadie quiso, por años, invitar al Pancholoco a ninguna parte…

jueves, 19 de febrero de 2009

Hacen cosas, sin duda...

Los libros hacen cosas que nosotros no podemos hacer en la vida real, y nadie les pide cuentas...

John Updike
"Una chica de Nueva York"
Conejo en el recuerdo y otras historias
(Tusquets, Barcelona, 2003)

sábado, 14 de febrero de 2009

Desde otro punto, lo luctuoso...

Para sumar un detalle más a la siempre apremiante necesidad de “recuperar” la palabra de quien –como Cortázar– detuvo la mirada en incontables asuntos y tópicos, no está de más recordar que el autor de Rayuela en alguna ocasión (una Conferencia Mundial que acerca del tema organizó la UNESCO en nuestro país, en 1982) se refirió a las políticas culturales: “Desde siempre, toda política, como latencia casi universal de la voluntad de poderío, sólo acepta y apoya una cultura que favorezca sus fines, ya sea una parte de la propia cultura nacional o de alguna otra análoga y por tanto conveniente. Lo que traba los mecanismos y las finalidades del poder, es denunciado y combatido como formas negativas de la cultura. Llevar el debate a la esfera de la política (aunque sólo sea platónicamente, pero Platón sigue teniendo una inmensa fuerza en el campo del espíritu), parecería una de las condiciones básicas para que las políticas de la cultura alcanzaran alguna vez su plena eficacia”. Y, cabe decir, en el contexto actual, recordar palabras como éstas es -creo- preciso y (más que) necesario...

sábado, 7 de febrero de 2009

De lo alegre...

-Para mí la felicidad está ligada en gran parte a los libros. Los libros leídos, los libros a releer, los libros que releo, los libros que descubro...

-... nuestra existencia gira en torno a tres adjetivos: pirandelliano, kafkiano y borgiano. Determinan algo más que una temperatura intelectual; determinan una situación, una situación de la existencia.

-... no hay pesimismo que sea definitivo cuando se escribe. Escribir es siempre un acto de esperanza.

-Para mí, escribir es una cosa alegre.

Leonardo Sciascia
Fuego en el alma
Conversaciones con Domenico Porzio
(Mondadori, Madrid, 1992)

jueves, 5 de febrero de 2009

A 25 años de su muerte...

Apenas si puedo considerarme un fanático y, sin otro afán que venerar su memoria, solamente apunto que, desde niño, no recuerdo ídolo o figura mediática más importante para mí que El Santo, el enmascarado de plata. Cuando Rudy Guzmán decidió quitarse en público la máscara, no niego, fue como si algo no hubiera funcionado bien en la dinámica del universo (yo tenía apenas 12 años, qué puede esperarse). Así, un día como hoy, hace 25 años, se nos murió el insigne y siempre bien ponderado luchador que se la rifó con mafiosos, monstruos, alinenígenas, atlantes y demás basura maligna que hizo a tantos seguir sus películas en sus incontables retransmisiones televisivas (resultaba imposible -cuando no imperdonable- perderse una sesión sabatina de Los invencibles del ring). Un saludo a sus devotos que se cuentan por miles y, todavía más, un abrazo a quienes tuvimos la fortuna de verlo luchar, en vivo (sí, con todo y esas carnes fofas ritmadas por la lentitud de una prematura ancianidad, pero soltando putazos, a güevo), en aquellas arenas hediondas de la horrenda provincia nacional que bellamente se recuerda. Snif. Long live El Santo, forever...

miércoles, 4 de febrero de 2009

Este año sí...

El poeta Javier Sicilia obtuvo el Premio de Poesía Aguascalientes 2009, por su obra Tríptico del desierto, informaron hoy el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el Instituto de Cultura de Aguascalientes, convocantes de este galardón considerado el más importante a nivel nacional en su género.
Sicilia, quien es un narrador, ensayista y poeta de la tradición religiosa, fue elegido como ganador por un jurado conformado por los también poetas Francisco Hernández, María Baranda y Luis Vicente Aguinaga. Ellos destacaron de la obra la serenidad y profundidad con la que articula el conflicto de un ser consigo mismo refiriéndose al mismo tiempo al destino de todos.
Tríptico del desierto pone en juego la experiencia y el vocabulario religioso, al entrecruzarlo con tradiciones poéticas y realidades sociales de diverso signo”, sentenció el jurado, en el acta con la que designaron al ganador. Sicilia, quien participó en este certamen literario bajo el seudónimo de ‘Evagrio’, se hace acreedor a un diploma, 250 mil pesos y la publicación de su libro con la editorial Era, el cual estará listo para el día en que se entregue el reconocimiento, el 24 de abril, en el contexto de la Feria de San Marcos, en Aguascalientes.
Al hablar de la obra ganadora, el autor dijo: “Soy un poeta de una sola obsesión, que es precisamente el misterio de Dios en el alma humana, en ese sentido, es el conflicto de una alma frente al misterio de Dios en un mundo roto”.
Sicilia, autor de libros de poesía como Oro (1990) y Trinidad (1992), señaló que siempre ha creído que la poesía es una forma de la oración, “aunque el poeta no se exprese dentro de un marco confesional tiene la función de velar, de volver a decir la palabra original que fecunda, que reestablece, que restituye el sentido, sobre todo en un mundo tan sinsentido, como el que estamos viviendo en esta época de la posmodernidad, donde el sentido se pierde”, agregó.
“Yo creo que el poeta, sea confesional o no, funda y refunda y permite volver a mirar el sentido “, señaló. Además reveló que Tríptico del desierto representa una continuación de todo el trabajo que ha realizado: “Mi obra la he reunido bajo un sólo título que tiene resonancias con este tríptico, que es la presencia de algo que no se puede nombrar, y esa es la bendición de la poesía, que puede nombrar lo innombrable a través de ciertas formas del lenguaje que no tienen otras disciplinas”, adujo.
Para Javier Sicilia, la poesía funciona como la gran conexión que la posmodernidad rompió: “Creo que la modernidad buscaba el sentido unívoco y la posmodernidad dice que no hay sentido, y la poesía está en la mitad: hay sentido, pero no se puede decir todo sobre ese sentido, eso es lo que muestra la poesía, el sentido universal que está en la vida. Habría que volver a la poesía si se quiere mirar realidades espirituales”, indicó.
Finalmente, el autor reflexionó acerca del reto de escribir poesía en un país que, según las estadísticas, tiene un bajo nivel de lectura: “Escribir poesía es el último de los grandes actos gratuitos, el único que no ha sido contaminado todavía, gracias a Dios y a los poetas, por el mercado, es la gran gratuidad y la gran alegría”, señaló.
En el anuncio del premio, realizado en el Palacio de Bellas Artes, participaron la coordinadora de Literatura del INBA, Enzia Verduchi; el director del Instituto de Cultura de Aguascalientes, Víctor Manuel González Esparza; así como los integrantes del jurado.
* (Tomado de El Universal)...